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Publicado el 03-09-2018 - Sin categoría
Graham Wallas consideraba que la creatividad es la que posibilita que las personas se adapten con diligencia a los entornos cambiantes. Su modelo sobre el proceso creativo, presentado en su libro “El arte del pensamiento”,comprende cuatro etapas: 1. Preparación Antes de iniciar cualquier proceso creativo, es importante tener definido qué debemos comunicar, para quién y […]
Graham Wallas consideraba que la creatividad es la que posibilita que las personas se adapten con diligencia a los entornos cambiantes. Su modelo sobre el proceso creativo, presentado en su libro “El arte del pensamiento”,comprende cuatro etapas:
Antes de iniciar cualquier proceso creativo, es importante tener definido qué debemos comunicar, para quién y con qué objetivo. Para ello llenamos un informe escrito, conocido como brief, en el que se detallan historia o antecedentes de la empresa o marca, descripción del producto o servicio, objetivos de marketing y de comunicación, grupo objetivo, competencia, etc.
Una vez definido el brief, debemos empezar a trabajar en el proceso creativo. Para ello, me gustaría recordar la frase de Picasso: “Cuando llegue la inspiración, que me encuentre trabajando”. La investigación es una de las herramientas más importantes en esta fase: nos ayuda a encontrar insights del grupo objetivo, cosas que no ha hecho la competencia, elementos que podemos utilizar en nuestro mensaje, etc. Las lluvias de ideas son otro recurso valioso para buscar soluciones.
¡Eureka! Finalmente llega la inspiración con una solución creativa y eficiente para resolver el problema.
La creatividad no sirve de nada sino es funcional o no cumple con los objetivos establecidos. Por eso es necesario analizar, verificar y validar la solución creativa, para cambiarla o realizar los ajustes necesarios, antes de comunicar el mensaje en el medio seleccionado.